La semana pasada, en el último día del Google I/O, Google presentó en sociedad el Chromebook, es decir, el portátil con Chrome OS, el sistema operativo en la nube desarrollado por Google. Durante la presentación, además de hablar de las características técnicas de los portátiles, presentó alguna de sus funcionalidades, el pistoletazo de salida para su venta al público (el próximo mes) y un plan para la introducción de este tipo de equipos en el mundo educativo y en el empresarial.

Las empresas y la nube, una asociación recurrente en estos tiempos que Google quiere variar con la introducción de un nuevo ingrediente: el portátil como servicio. Google ofrece a las empresas el Chromebook por 28 dólares al mes (20 en el caso del sector educativo) en un paquete llave en mano que incluye el portátil, el soporte, el reemplazo en caso de avería, el sistema operativo y dado que es un sistema orientado a estar conectado siempre a la red y trabajando en la nube, los datos de los usuarios están totalmente respaldados en la nube. Es decir, el Chromebook es un terminal ligero, con un tiempo de carga rápido, que contiene un SSD para el propio sistema y un caché local de los archivos y/o aplicaciones abiertas, pero sólo eso, ya que depende por completo de la nube y, por tanto, de la conexión a Internet.

Y claro, si en muchas ocasiones es complicado que la gente trabaje en red en las empresas y huya, precisamente, del almacenamiento local, ¿no es el Chromebook un salto abrupto hacia nuevos modelos de trabajo? Bueno, sí y no, puesto que debería ser normal trabajar en red y, además, teniendo en cuenta la deslocalización de los puestos de trabajo, por ejemplo, gracias al teletrabajo, trabajar en la nube comienza a ser cada vez más común y, al final, los equipos de los empleados están conectados a la red el 100% del tiempo.

Chromebook

Desde el punto de vista de la empresa, y la productividad, el Chromebook es un aporte muy interesante. Primero porque permite cierta ubicuidad de los usuarios, es decir, allá donde exista conexión a Internet, nuestros empleados podrán trabajar, siempre sobre nuestras aplicaciones y documentos, minimizándose el riesgo de pérdida (por averías del portátil, extravíos o robos). Además, cuando ya se presentó el prototipo de Chromebook, el Cr-48, en diciembre, pudimos ver cómo algunos partners importantes, como Citrix, estaban trabajando en aplicaciones para ejecutar desde Chrome OS; con lo que quedaba claro que entre Google Apps o el resto de partners, Chrome OS podría entrar dentro del segmento profesional como un nuevo giro a los thinclients que existen en muchos entornos corporativos.

Sin embargo, hay lagunas donde el Chromebook puede encallar porque, aunque sea ventajoso trabajar en la red y disponer de un terminal ligero, salvo que nos movamos en entornos donde siempre hay conectividad, o disponemos de una conexión móvil, el Chromebook deja de tener sentido. Alguien que viaje en avión o, por ejemplo, viaje en tren y pase por zonas sin cobertura móvil, no va a poder trabajar y, por tanto, no podrá aprovechar los tiempos de viaje, puesto que se encuentra ante un equipo que necesita estar conectado a la red el 100% del tiempo y claro, viajar con dos portátiles (uno para la nube y otro para trabajar en local) no tiene el más mínimo sentido.

Eso sí, el precio es interesante porque 28 dólares mensuales es un precio competitivo por un servicio completo de soporte (hardware, actualizaciones o backups) que abre la puerta a aplicaciones gratuitas, acceso a un calendario, gestión de contactos, etc, es decir, el acceso a una serie de servicios (tanto gratuitos como de pago) a un precio mucho menor que montar una infraestructura propia y luego mantenerla. Por tanto, parece que el Chromebook puede ser una vía rápida de entrada a la nube, quizás para empresas que siempre fueron reacias o nunca se plantearon la externalización de este tipo de servicios internos.

¿Tendrá éxito el Chromebook? Complicado es predecirlo, sobre todo viendo cómo han ido cayendo las ventas de los netbooks aunque creo que es posible que el mercado se revitalice. En cualquier caso, la entrada del Chromebook va a ser lenta porque supone un cambio de paradigma para el que muchas empresas aún no están preparadas pero al que, poco a poco, se irán acercando. De todas formas, este salto tan abrupto que Google plantea quizás debería haberse paliado un poco más, es decir, un pequeño buffer para trabajar offline hubiese sido importante para disminuir las barreras de entrada.

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¿Será el Chromebook una opción a barajar para todo aquel que quiera adquirir un nuevo equipo? Todo dependerá del uso que se le vaya a dar y, viendo cómo se sigue trabajando en algunas partes, quizás el Chromebook ha llegado algo pronto.

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