Todos los días nos encontramos con una infinidad de actividades promocionales en plataformas de redes sociales. Podemos ser las que las organizan, o los participantes, pero de alguna forma siempre estamos al tanto de lo que está sucediendo. Sin embargo, estos concursos no siempre están del lado correcto de la carretera. Muchas veces son completamente ilegales, lo que puede ser riesgoso para las páginas, porque pueden ser eliminadas. ¿Pero qué sucede con nosotros como usuarios?

Las políticas de promociones en Facebook son muy claras en muchos aspectos, no solamente porque están buscando una forma de lucrar con el interés del sitio, sino además porque están buscando una protección para los usuarios. Los concursos en Facebook se tienen que realizar siempre –no hay manera de escapar a estas regulaciones, ni ser Mark Zuckerberg- a través de aplicaciones realizadas en iframe y alojadas en servidores externos a Facebook. Obviamente desarrollar una aplicación para Facebook requiere una cantidad importante de inversión, por lo que muchos “olvidan” este detalle y nos presentan los clásicos concursos.

Con clásicos nos referimos a un premio para el usuario que junte la mayor cantidad de likes, un sorteo entre todos los usuarios que hayan hecho like a la página, un sorteo entre todos los que hayan compartido una determinada imagen… Lo más sorprendente de todo esto es que los usuarios siguen haciendo que este tipo de concursos sean los más exitosos, porque son muy simples y no requieren tener que conectarse a una aplicación o dejar nuestros datos. ¿Por qué puede ser peligroso para nosotros?

  • No tenemos protección legal: los concursos en Facebook tienen que contar con bases y condiciones que establezcan, entre otras cosas, el período de tiempo en el cual correrá la promoción, el domicilio legal del organizador, el premio, y otras cosas más. Si un concurso está basado en likes para ahorrar crear una aplicación, también se deben haber ahorrado el abogado. Esto deja completa libertad a que las personas que están administrando el concurso hagan lo que quieran con la elección de ganadores, por ejemplo. Pero además, si ganamos, no tenemos ningún documento, ni nada, para validarlo. Solamente tenemos la buena fe de los organizadores, que puede no estar presente. Sí, es cierto que podemos crear todo un escándalo en redes sociales, pero aquí las cosas son efímeras y todo se puede olvidar en el transcurso de una semana.

  • No sabemos si realmente estamos participando: muchos mecanismos de Facebook dependen de nuestra configuración de la privacidad, como por ejemplo, si otra persona que no es amiga nuestra puede ver las fotografías que compartimos desde una fanpage. Así, las mecánicas de sorteo son muchas veces dudosas. Y ni hablar de la forma en la que seleccionan a los ganadores, que no tiene forma de comprobarse.

  • No sabemos si se nos entregará el premio: no sólo no sabemos si se nos va a entregar el premio, sino que además no sabemos si será el premio que se nos ha prometido. Por ejemplo, podemos ir a buscar un premio que sea completamente diferente, y en realidad no podremos decir nada porque legalmente no hay nada que indique que teníamos que ganar una cosa y no otra. Si bien hay cosas que se pueden hacer para hacer que los organizadores cumplan, hay que ver qué tan lejos estamos dispuestos a ir para hacerlas.

Sé que no van a dejar de participar de este tipo de sorteos, pero nunca está de más conocer cómo deben funcionar las cosas. Así nos ahorramos un chasco más adelante. Siempre es importante que conozcamos nuestros derechos como usuarios y los hagamos respetar.

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