Al hablar de mapas o servicios de geolocalización, casi de forma automática pensamos en Google Maps, y ¿cómo no hacerlo? si la mayoría de empresas usan estos mapas en sus sitios web y aplicaciones para orientarnos, por lo que de alguna forma terminamos acostumbrándonos de la misma forma en que nos acostumbramos a pensar en Google cada vez que escuchamos la palabra buscador.

El dominio de Google es indiscutible en muchas áreas específicas, y en los casos donde no es líder absoluto por lo menos ejerce una gran influencia. Desde este punto de vista y dando por cierto lo descrito en el párrafo anterior, Google Maps es el líder indiscutible -al menos por ahora- en suministro de mapas para la web y aplicaciones móviles.

En vista de su absoluto dominio en esta área, Google pensó que podría obtener algún beneficio económico de todo esto, al fin y al cabo son los líderes y no hay quien pueda vencerlos, o al menos en mi opinión esto fue lo que pasó por la cabeza de los chicos de Mountain View. Para ganar dinero con los mapas decidieron cambiar de un plumazo las políticas de uso del servicio Google Maps, que luego de haber sido gratuito por muchísimo tiempo, se convirtió en un producto de pago para las empresas que hicieran uso significativo de su API a través de aplicaciones y sitios web.

Para ser más preciso, Google estableció que aquellas empresas que cargaran diariamente más de 25.000 mapas básicos o 2.500 mapas avanzados usando el API de Google Maps deberían pagar entre 4 y 10 dólares por cada 1.000 nuevas impresiones. Sin duda alguna, algo que resulta muy costoso para empresas como Foursquare, que tiene más de 15 millones de usuarios accediendo a su aplicación varias veces al día todos los días. Aunque hay que mencionar que para este tipo de empresas Google ofrece un plan especial, sobre el cual lo único que se sabe es que tampoco es económico.

Esto evidentemente afectó a muchas empresas además de causar gran descontento, y de esta manera los de la gran G comenzaron a empujar a quienes podrían ser sus mejores clientes a buscar alternativas de menor costo en otro lugar. Por desgracia para Google la alternativa estaba allí ¡totalmente gratis! y no solo eso, sino que con la movida también le han dado nueva vida a un monstruo que ahora viene con mucha fuerza y que tiene amigos poderosos.

El monstruo lleva por nombre OpenStreetMap (también conocido como OSM) un proyecto colaborativo para crear mapas libres y editables que hoy día cuenta con más de medio millón de personas alrededor del mundo trabajando en él y que además cuenta con un gran apoyo por parte de Microsoft y Yahoo! quienes además de logística también han hecho aportes económicos significativos.

Por otro lado, OpenStreetMap es el nuevo "proveedor" de mapas para Foursquare y Wikipedia en su aplicación móvil; Apple también lo ha implementado ya en iPhoto para iOS, y hay fuertes rumores sobre la posibilidad de que sean estos los mapas por defecto en las aplicaciones de Apple para las próximas versiones de su sistema operativo móvil.

Otro movimiento interesante que podría impactar directamente sobre el desarrollo de los acontecimientos en el tema de los mapas durante los próximos días es la compra de 800 patentes que hizo Microsoft a AOL, de las cuales más de 250 están relacionadas con MapQuest, otra empresa dedicada al desarrollo de soluciones de geolocalización. Conociendo el abierto apoyo de Microsoft a OpenStreetMap y considerando que Google es uno de sus más fuertes competidores, podríamos estar viendo una fuerte alianza de este lado, pues como dicen por ahí "en la unión está la fuerza".

En resumen, ahora Google Maps se enfrenta a un servicio gratuito, abierto y con miles de colaboradores en todo el mundo, que cuenta además con el apoyo de varios de sus mayores enemigos y hacia el cual ha comenzado una migración de importantes servicios; así que hay razones suficientes para tirarse de los pelos en Google.

A mi manera de ver, Google se disparó en el pie cuando decidió cobrar por el uso de Google Maps (aunque están en todo su derecho de hacerlo) y ahora no solo el plan les salió mal, sino que tendrán que librar una fuerte batalla contra OpenStreetMap y sus amigos, además de pensar en nuevas estrategias para monetizar el servicio.

Definitivamente algo no anda bien en Mountain View, y de seguir así, no solo Google Maps estará en peligro de perder su hegemonía.

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