Cada vez que Mozilla quiere lanzar una actualización de seguridad de su producto estrella, Mozilla Firefox, debe lanzar una nueva versión con todo lo que eso supone. Entre otras cosas están las pruebas para asegurarse de que la nueva versión que soluciona uno o varios problemas determinados no añade además otro, algo que lamentablemente hemos visto en más de una ocasión y que es uno de los problemas típicos de las actualizaciones en casi cualquier aplicación.

Arreglar un pequeño fallo se extiende muchas veces en días en los que no sólo el usuario final no tiene la solución sino en los que la propia compañía sufre, con todos los ojos siempre puestos en ella y literalmente trabajando a contrarreloj. Tal vez por ello, Mozilla ha decidido que *Firefox comenzará a recibir parches de seguridad a través de extensiones y/o complementos.

Esto soluciona el problema de tener que montar una nueva release*, la cual en el mejor de los casos tardaría más de 24 horas en lanzarse. Además incorporan otra serie de ventajas que pueden que hacen que pueda tratarse de una muy buena idea, como por ejemplo la actualización de una versión localizada específica (por ejemplo la versión castellana del navegador).

Otras ventajas son el bloqueo de extensiones maliciosas de forma automática o incluso la posibilidad de des-actualizar nuestro navegador desinstalando la extensión que ha realizado los cambios, algo con lo que en teoría no deberíamos tener problemas. Todo esto llegará en Firefox 11, y en mi opinión podría ser un cambio en la política de actualizaciones de Mozilla, y algo que les haga convencerse por fin de que no importa el número de versión sino la estabilidad y el acabado final del producto. Bien por Mozilla.

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