El caso tiene su miga ya que podría llegar a implicar a la propia Google y sus famosas batallas con los editores. La noticia saltó cuando se supo que varios escritores de Australia, Reino Unido y Canadá habían demandado a cinco universidades de Estados Unidos por la creación de bibliotecas online formadas por millones de libros escaneados por Google.

Al parecer, los escritores argumentan que los libros fueron digitalizados sin autorización, acusando a las universidades de "participar en una de las infracciones de derechos de autor más grandes de la historia".

La biblioteca a la que hacen alusión es un repositorio creado por la Universidad de Michigan para que los estudiantes y el personal universitario tuviera acceso a las obras huérfanas, definición que alude a los libros fuera de impresión cuyos autores no pudieron ser localizados. A esta biblioteca creada se sumaron otras cuatro y en todos los casos se muestran sorprendidos por la noticia. Según el propio decano de la Universidad de Michigan:

Nosotros estamos seguros de que todo lo que hacemos está pensado bajo el prisma del uso lícito de estas obras. Google había digitalizado alrededor de cinco millones de libros de la biblioteca de Michigan con varios millones aún por explotar

Muy diferente al punto de vista de los autores que demandan, ya que a su juicio el proyecto es una violación masiva de los derechos de autor:

Este grupo de universidades de Estados Unidos no tiene autoridad para decidir cuándo y cómo los autores pierden sus derechos de autor. No son libros huérfanos, lo que están es secuestrados. ¿Cómo pueden decidir eso? Si estos colegios hacen sus propias reglas, entonces todos los colegios y universidades de todos los países querrán hacer lo mismo

Los autores hacen referencia a miles de escritos pertenecientes a varios países entre los que se encontrarían China, Francia, Alemania, España, Reino Unido, Japón, India, Italia, Australia y Canadá. Además, la demanda se produce a poco de que comience la próxima audiencia en la batalla que tiene Google desde hace seis años con la Authors Guild y la Association of American Publishers (Asociación de editores del país).

Como en el caso de Google, la pregunta que nos hacemos es la misma ¿Es correcto demandar por obras antiguas y descatalogadas que se rescatan y se les da una segunda vida difundiéndolas? Aunque quizá en este caso sea aún más flagrante, ya que el destino de las mismas era de valor educativo y pedagógico. ¿Vosotros cómo lo veis?

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