Desde la caída de Trípoli, van llegando más y más novedades acerca del gobierno de Muammar Gaddafi, ex mandatario de Libia, y los crímenes que cometió para mantenerse en el poder. Una reciente investigación de The Wall Street  Journal reveló que Gaddafi mantuvo bajo vigilancia a muchísimos ciudadanos del país que comandaba, pero lo más sorprendente de todo (o quizás, algo esperable si lo pensamos con detenimiento) es que varias empresas del rubro tecnológico asistieron a que esto sucediera.

En la investigación se ven implicadas empresas de los Estados Unidos, Canadá, Europa y África. ¿Cómo ayudaron? La seguridad interna que planeó y llevó a cabo Gaddafi se hizo con escuchas telefónicas, filtros de internet y tecnología para monitorear correos electrónicos. Estos mecanismos fueron proveídos por dichas empresas.

Una de las empresas que "ayudó" a Gaddafi fue Narus, compañía subsidiaria de Boeing, que buscó agregar sus propios filtros de internet a las operaciones de monitoreo de la policía de Gaddafi. También una compañía de seguridad francesa, Amesys, le vendió a las autoridades de Libia un paquete llamado "Deep Packet Inspection" en 2009, que ayudó a interceptar mensajes de Hotmail, Yahoo!, GMail, MSN Messenger y AIM.

No es ningún secreto que Gaddafi estaba obsesionado con la seguridad, e ideó planes para poder controlar bien de cerca lo que pensaban las personas de Libia. De acuerdo a los mensajes rastreados, estos intercambios tuvieron lugar hasta febrero de este año, justo el mes en que el se produjeron las revueltas sociales que llevaron a una guerra civil, y el momento en que Gaddafi eligió para cortar todo el acceso a Internet.

Si las revueltas no hubieran ocurrido, lo más probable es que las empresas que negociaron con Gaddafi aún lo estarían haciendo. Y no es algo sorprendente: todos los días escuchamos noticias relacionadas a una violación de la privacidad online. El mismo Google hizo público recientemente un listado de pedidos que el gobierno estadounidense le había pedido, en aras de obtener información personal de sus usuarios. El mismo gobierno que también consideró necesario comenzar un monitoreo de las redes sociales como un mecanismo de defensa ante el terrorismo.

¿Cómo establecer cuáles son los límites que tiene el Estado para inmiscuirse en la vida privada de las personas? ¿Debería existir una legislación que nos proteja internacionalmente ante estos claros excesos que cometen algunos gobiernos? Muchas personas piensan que estas acciones están justificadas, basándose en la defensa contra el terrorismo, pero a veces las decisiones que se toman se exceden en proporciones.

Que empresas internacionales hayan decidido colaborar con un régimen antidemocrático y que conscientemente lo hayan ayudado a violar las libertades civiles de los habitantes de Libia nos da algo que pensar.

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