Ahora que el soporte de Windows XP está, prácticamente, muerto, muchas empresas se están planteando la migración de los equipos de sus puestos de trabajo a Windows 7. Pasar desde Windows XP a Windows 7 podría ser la evolución natural y, quizás, la más lógica; sin embargo, existe un modelo alternativo que las empresas deberían plantearse: el software libre. En estos tiempos de crisis y de búsqueda de la eficiencia en el gasto, la adopción de software libre en el puesto de trabajo puede suponer, a medio plazo, un importante ahorro de costes y, sobre todo, una gran paso hacia la independencia tecnológica.

Migrar los puestos de trabajo hacia un sistema operativo basado en GNU/Linux no es una decisión a tomar a la ligera, bajo mi punto de vista, necesita de cierta preparación y, sobre todo, el tratamiento de un proyecto interno al que hay que dedicar recursos.

A través de varios posts vamos a ir analizando qué pasos deberíamos dar si queremos plantearnos la migración a software libre de los puestos de trabajo de una organización.

Para empezar, es fundamental el compromiso de la Dirección de la compañía, sin el respaldo de la Dirección la oposición al cambio puede ser mucho mayor y, en casos extremos, dar al traste con todo el proyecto. Un proyecto de este calibre no es, únicamente, la adopción de una solución tecnológica que nos va a hacer ganar dinero, también nos va a redundar en un aumento de la seguridad de nuestros puestos de trabajo y, sobre todo, es un cambio de filosofía de la empresa, que apuesta por un modelo sostenible e independiente tecnológicamente. Por tanto, ante tanto cambio que debemos gestionar, no nos viene mal analizar el proceso y plantearnos algunas fases con las que llevar a cabo este proyecto.

1. Contexto económico

Aunque los que conocemos el mundo del software libre pensemos que es una gran opción, quizás nuestros jefes no tengan esta misma visión y, posiblemente, se hayan acostumbrado al uso de Windows, por ejemplo, y por comodidad no quieran cambiar. Esto es algo que puede pasar y será la primera batalla que tengamos que librar si queremos arrancar este tipo de proyecto.

¿Y cómo convencer a nuestros jefes? Cambiar la filosofía de trabajo de una compañía no es fácil, al fin y al cabo, forma parte de la propia cultura de la empresa y cualquier cambio cultural debe gestionarse adecuadamente. Teniendo en cuenta la coyuntura económica, un modelo basado en costes podría ser un interesante punto de partida para justificar la necesidad de la migración.

Hay que tener en cuenta que el uso de software con licencia responde a un modelo cíclico, es decir, adquirimos una licencia, la usamos y, una vez amortizada, pasamos a adquirir licencias de la siguiente versión (en el caso de licencias que no tengan caducidad) o, por el contrario, vamos renovando con la periodicidad que sea las licencias adquiridas. Este modelo cíclico afectará, prácticamente, a todas las licencias que hayamos adquirido (Sistema operativo, Microsoft Office, Antivirus, etc), simplemente variará el período de duración de la licencia (en el caso que caduquen) o el tiempo que reste para su amortización. Además, a este modelo cíclico de adquisición de activos (las licencias) hay que sumar otros costes, los costes de operación, es decir, los costes en los que incurrimos para solventar las incidencias de nuestros usuarios, instalar software en los equipos, etc.

Bajo un entorno basado en software libre, este modelo de costes se simplifica mucho, en algunos casos se puede llegar a reducir únicamente a los costes de operación (en un entorno ideal) pero, básicamente, los costes relacionados con licencias de ofimática y alguna que otra aplicación desaparecen, por tanto, se eliminan esos desembolsos cíclicos debido a la obsolescencia o caducidad de las licencias de software adquiridas.

¿Y cómo plantear esto? Lo más sencillo es plantear los costes en los que incurrimos durante cinco años, una ventana de tiempo a medio plazo y que puede ser significativa como para evaluar los gastos en los que incurrimos adquiriendo licencias (o equipos que ya las tienen instaladas) y renovándolas.

2. Contexto temporal

Tras estudiar lo que nos gastamos en adquisiciones, debemos estudiar cuándo es el mejor momento para realizar la migración. Hoy en día, el cierre del soporte de Windows XP puede ser un muy buen motivo para migrar, sin embargo, el factor tiempo es muy significativo (desde el punto de vista económico) y, por tanto, elegir una fecha sin estudiar el contexto nos podría hacer que incurriésemos en pérdidas.

En algunas metodologías consideran que si hay convencimiento por parte de la empresa por migrar, debería ser suficiente. Yo creo que es necesario pero no es el único factor a tener en cuenta, sobre todo, si queremos dar unas cifras cercanas a la realidad. Cualquier aplicación que compremos tiene una vida útil (un año, cuatro, etc) y, por tanto, si decidimos migrar sin agotar dicha vida útil, no habremos amortizado por completo esa inversión (que se estará malgastando).

TimOReilly-RichardStallman

Con esto quiero decir que si acabamos de adquirir licencias de Microsoft Office para toda la empresa, quizás haya que comparar cuánto nos va a costar migrar a Windows 7, compararlo con los costes de la migración a software libre y si la diferencia resulta mayor al coste de las licencias de Microsoft Office, podremos contrarrestar las pérdidas pero si nos resultan iguales o menores, entonces quizás no sea el mejor momento para migrar.

El momento ideal es aquel en el que hemos agotado la vida útil de nuestras licencias, una situación ideal que rara vez ocurre, puesto que no todas se han comprado a la vez, ni tampoco tienen la misma vida útil. Por tanto, tendremos que seleccionar aquella fecha que minimice nuestras pérdidas (entendidas como licencias que no hemos amortizado).

3. Reajustando el modelo de costes

Tras realizar el análisis temporal parece claro que tenemos que volver a nuestro modelo económico y reajustarlo, añadiendo las pérdidas que hemos detectado (por licencias no amortizadas). También será el momento de añadir otros costes asociados a la migración que tendremos que tener cuenta y que, posteriormente, iremos desarrollando:

  • Consultoría: en el caso de la migración a software libre, vamos a plantear un cambio en el modelo de gestión de la compañía, además de un cambio tecnológico. Por tanto, ya sea con recursos propios o externos, vamos a tener que dedicar cierto tiempo (y recursos) a realizar una consultoría para sentar las bases técnicas y metodológicas para llevar a cabo el proceso de migración de los puestos de trabajo.

  • Migración: lógicamente, el proceso de migración tiene un coste asociado. Son recursos que, tanto en un entorno en software libre como en uno propietario, son necesarios para migrar los datos de los usuarios, actualizar o cambiar el sistema operativo, restaurar datos, aplicaciones, etc.

  • Formación a usuarios: si optamos por el cambio, no debemos abandonar a nuestros usuarios a su suerte, es decir, necesitarán que les guiemos por el nuevo entorno y ponérselo algo fácil. La profundidad de esta formación dependerá del grado de madurez de nuestra organización, sus conocimientos sobre el entorno y su grado de resistencia al cambio.

  • Soporte: nuestro equipo de soporte también necesita actualizarse, tanto en conocimientos como en herramientas. Quizás sea buen momento para analizar las herramientas que utilizan, buscar alternativas y, sobre todo, mejorar los procedimientos de actuación.

  • Islas residuales: es posible que la consultoría nos arroje, dentro de sus conclusiones, que en nuestra organización tengamos algunos puestos que no puedan ser migrados a software libre o bien tengamos que buscar alguna solución que posibilite el uso de una solución propietaria bajo un escritorio libre. Tendremos que convivir con estas "islas residuales" y tratarlas de manera especial.

Una vez analizados estos aspectos, con sus correspondientes valoraciones económicas, habremos completado nuestro modelo económico que, previsiblemente, arroje que migrar a software libre sea más caro que migrar a Windows 7, pero claro, ese es el dato a corto plazo pero que, al eliminar de la ecuación gran parte de los desembolsos económicos en renovación de licencias, comenzará a ser rentable a medio plazo (a partir del segundo o tercer año) y, desde ahí en adelante, todo serán beneficios.

En el siguiente post veremos cómo llevar a cabo el proceso, una vez que tengamos luz verde por parte de la Dirección de nuestra compañía.

Imágenes: Esteban Saiz y Periodista Digital

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