Skype es uno de los servicios más versátiles que conozco puesto que podemos usarlo en nuestro ámbito personal (hablar con nuestros amigos, familiares, etc) como en un ámbito profesional (telepresencia, videoconferencia o multiconferencia). Y aunque existen teléfonos IP adaptados para Skype, para disfrutar de las videollamadas seguimos necesitando un PC o un smartphone o, bueno, una TV de esas que llegarán con soporte para Skype, en algunos entornos, Skype sigue siendo un desconocido. Con el fin de popularizar aún más el servicio, Comcast, un proveedor de acceso a Internet de Estados Unidos, ha desarrollado un equipo que permitiría el acceso a Skype desde cualquier aparato de TV.
Acceso a Skype desde el salón, una interesante forma de extender el uso del servicio y, además, ofrecer un valor añadido a los usuarios de Comcast. La idea es que este dispositivo, que funcionaría como un receptor de TV por cable, permitiría realizar y recibir llamadas desde Skype, incluyendo mensajes escritos (dado que el mando a distancia del dispositivo incluiría un teclado). No se conocen muchos detalles sobre el precio pero la empresa anunció que durante el año comenzarían a realizar pruebas para comercializar este nuevo servicio a final de año.
Con una base de 23 millones de clientes, Comcast podría lanzar lanzar un producto con mucho potencial, tanto en los consumidores como en los clientes profesionales. Teniendo en cuenta que Skype ofrece un servicio con una buena calidad en audio y vídeo (y en el caso de llamadas a teléfonos convencionales, a precios bastante competitivos), un equipo de videoconferencia que se pueda instalar en cualquier TV y permita acceder a Skype podría ser un producto en el que muchas empresas podrían interesarse.
En esta época de recesión, donde se están realizando recortes en los gastos corrientes de las empresas, por ejemplo, en los viajes, la posibilidad de montar una sala de videoconferencia a un precio razonable es toda una oportunidad de negocio y, dentro de las opciones, poder usar Skype, que está muy extendido, evitaría elevadas inversiones en equipos de videoconferencia, nuevas reglas en el firewall de la empresa o la inversión en líneas RDSI.
Que este producto tenga o no éxito dependerá, fundamentalmente, del precio que Comcast imponga a sus clientes que podrían oscilar entre un coste por adquisición del equipamiento (al contado o prorrateada) o un alquiler o una suscripción a este. Sea como fuere, si el precio es excesivamente elevado, las barreras de entrada sean altas pero con unos precios competitivos, en unos años podría ser normal oír a alguien decir “cambia de canal que me llaman por teléfono”.