Cada vez son más los servicios y aplicaciones online que incorporan opciones de geolocalización con el fin de mostrar información personalizada para sus usuarios, como que por ejemplo recomendaciones de tiendas o restaurantes cercanos a nosotros o resultados de búsqueda que incluyan lugares cercanos a nuestra posición.

Tal vez por ello, cada vez se esta debatiendo más sobre si que las grandes empresas y corporaciones detrás de los servicios deben tener acceso a dicha información debido a la posibilidad de que la usen para obtener una mayor ventaja en el mercado o para que directamente se conviertan en el ojo del Gran Hermano del mundo orweliano. En las últimas semanas hemos visto sendas demandas a Apple y a Google y se ha hablado mucho sobre el tema, tanto que ha llegado al senado estadounidense.

Resulta que dicho debate podría desembocar en la llegada de una nueva ley que regulara o incluso prohibiera la geolocalización en dispositivos móviles por parte de los sistemas operativos y compañías telefónicas.

La ley, con el nombre provisional de Do-Not-Track Online Act --acta de no-trastreo online--, estaría impulsada por el partido republicano y más concretamente por el senador John Rockefeller del estado de Virginia Occidental. En principio se habla de la obligación de incluir la posibilidad de que los usuarios puedan desactivar el tracking o seguimiento, aunque esto es algo que ya tiene Android e incluso pregunta en el asistente inicial y en varias de sus opciones, y que entiendo que en dispositivos iOS también se puede desactivar --corregidme si me equivoco--.

Si llega a aprobarse, penalizaría a las compañías que incumplieran la ley no dando posibilidad a sus usuarios de desactivar el rastreo, dando a entender que no sólo afectaría a los desarrolladores de sistemas operativos como Android o iOS, sino también a las compañías telefónicas, las cuales deberían destruir o anonimizar la información una vez que esta no sea necesaria --por ejemplo, tras realizar una llamada--.

¿Mi opinión personal? Transparencia. Por supuesto, los usuarios deberían elegir si quieren utilizar servicios de geolocalización o no, y en todo momento saber que implica eso, y que terminales y aplicaciones disponen de dichos servicios. Tal vez por esta misma razón, el operador norteamericano Verizon ha lanzado la propuesta de etiquetar sus teléfonos con una pegatina que indique si estos guardan un rastro de su situación.

¿Alarmismo, o un intento de calmar a los consumidores, que ahora sabrán si son rastreados o no? El ojo del Gran Hermano esta cada vez más encima de nosotros. La única manera de asegurarnos de que no estamos siendo seguidos es emular a Richard Stallman y deshacernos de nuestros teléfonos móviles.

Imagen: CarbonNYC

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