Tras la cumbre del G-8, los gobiernos de los ocho países más industrializados se comprometieron a luchar con mayor firmeza contra la piratería y, por tanto, a esforzarse en la protección de los derechos de autor. Francia, que tiene en vigor el sistema conocido como Hadopi, propuso extender su modelo a otros países porque, tanto gobierno como industria cultural, andan bastante contentos con el resultado. Tanto es así que, ahora, Alemania también estaría dispuesta a implantar un sistema similar. En una convención de la CDU (Unión Democristiana), el Ministro de Cultura, Bernd Neumann, dijo que los proveedores de acceso a Internet debían asumir su responsabilidad y que, por tanto, apoyaba el establecimiento de un sistema con avisos previos a los usuarios antes de aplicarles una sanción económica.

La idea es emular el modelo francés, es decir, la llamada "respuesta gradual". Tras una primera descarga de contenidos sujetos a derechos de autor, el usuario recibe una primera advertencia por correo, tras lo cual vendrá una segunda advertencia si no cesa su comportamiento y, si la cosa sigue, el caso será transferido a los jueces para que apliquen una sanción económica o, directamente, el corte de la conexión a Internet.

A muchos este sistema nos parece una total abominación pero lo peor está al llegar porque, encima, había otras alternativas encima de la mesa. El Partido Verde de Alemania apostaba por el establecimiento de una especie de licencia global que permitiese compensar las pérdidas de la industria cultural, algo así como una especie de canon que también fue propuesto en Francia por la oposición y que, al final, fue rechazado. La idea era gravar con este canon todas las conexiones a Internet, es decir, aumentar su precio y, como beneficio, se despenalizarían las descargas de contenidos con fines personales y no comerciales, sin embargo, el Ministro Bernd Neumann lo considera inviable e inconstitucional y, por tanto, no lo tendrán en cuenta para Alemania.

Es decir, que al final ha primado la solución simple que no es otra que demonizar al usuario, la práctica habitual que lejos queda de visiones mucho más abiertas como las de Holanda. Durante la cumbre, Google ya mostró su malestar y fue bastante crítico con estas legislaciones tan orientadas a primar la protección de los derechos de autor pero, tal y como se concluyó en la misma cumbre, para las naciones es algo prioritario.

Parece que otro muro caerá sobre Alemania, aunque esta vez no será en Berlín sino en Internet.

Imagen: HNA

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