En pleno momento donde se debate acaloradamente sobre la llamada Ley Sinde, un estudio publicado por investigadores de la Universidad Carlos III, confirmó algo que suele comentarse entre los usuarios de las redes P2P: las entidades que gestionan derechos de autor utilizan estos mismos servicios para desalentar su uso.

De acuerdo con el trabajo, que incluyó el análisis de 55 mil torrents disponibles en The Pirate Bay y Mininova, las organizaciones aportan contenidos falsos con la idea de que las redes sean menos eficientes y atractivas. Si a esto le sumamos los archivos maliciosos, estamos hablando de un 30% de todo el material y el 25% de las descargas, afectando a millones de personas.

Lo interesante es que, muchas veces, los grupos antipiratería hablan de fakes y virus como argumentos para huír del P2P. Aunque realmente existen estos tipos de ficheros, la investigación llegó a la conclusión de que la gran mayoría se distribuye a través de servidores contratados por estas entidades** que, para colmo, necesitan una inversión importante.

Es curioso ver cómo las agencias aprovechan una debilidad del sistema (cualquiera puede subir todo tipo de archivos) para combatir a su enemigo en su propio juego. Pero también nos muestra que, lejos de buscar soluciones razonables para generar nuevos métodos de distribución, simplemente se ocupan de generar un problema para luego anunciarlo a los cuatro vientos.

Además, hay otros datos reveladores: de los 100 usuarios que más publican en The Pirate Bay, la mitad es verdaderamente altruista*, mientras que el resto son organizaciones que luchan contra la piratería, distribuidores de malware o quienes participan a cambio de un ingreso económico (por ejemplo, a través de la publicidad).

Por esto mismo, el estudio comenta que si se retiran los publicadores guiados por objetivos económicos, esto podría "afectar significativamente a la popularidad de los portales y a todo el ecosistema de BitTorrent". Incluso, se pregunta: "Si esto ocurre, ¿podría sobrevivir la más popular de las aplicaciones de intercambio de ficheros sin esos publicadores?"*

Aunque es difícil saberlo, lo cierto es que si no encontramos lo que necesitamos, tarde o temprano migraremos a otras alternativas. Y si bien es otra batalla que podría librar la industria, me parece que ya es el momento de diseñar nuevas propuestas, atractivas para las compañías y los usuarios. En ese sentido, herramientas como iTunes, Spotify o Netflix nos dan una buena pista de por dónde debería ir el camino.

Foto (CC): Manuel González Noriega

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