Desde el domingo 28 noviembre hasta hoy han pasado 13 días. Ese domingo fue el elegido por WikiLeaks para lanzar los ya famosos cables que ponían en entredicho la forma de actuar de la diplomacia internacional. Hasta ahora la información publicada y que nos han ido detallando los cinco periódicos elegidos por la organización, destapan ideas, complots, insultos, amenazas o apologías de todo tipo. Acusaciones en muchos casos graves, aunque quizá lo más extraño es que todo nos lo imaginábamos de alguna manera. Cómo actúa el Gobierno americano o Irán, el papel que juega España como potencia, quién es Putin, Sarkozy o Berlusconi, China… sí, son unas informaciones valiosas, que destapan una información que pone de relieve y de manera pública cómo se juega en los organismos internacionales, pero lo que seguramente no imaginábamos era la censura y la aparición de una Internet desconocida hasta entonces.

Casi sin quererlo, WikiLeaks ha creado dos bandos, los que están con ellos y los que están contra ellos. El ataque y la dictadura a la que se está viendo sometida la organización ha levantado a miles de usuarios dispuestos a unirse a la causa, contraatacando a quienes coartan la libertad que intenta promover WikiLeaks. Por el volumen, la magnitud y la escala de los acontecimientos podemos decir que se trata de la primera ciberguerra mundial, una lucha que va más allá de la defensa a WikiLeaks, sino que se intenta defender las leyes (aún)no escritas de la red. Libertad y privacidad frente a la censura y el espionaje.

Radiografía de los ataques a la organización

El cablegate arrancó el domingo 28. Tras las filtraciones, WikiLeaks comenzaría a ver el alcance de la información. Comenzó con Tableau Software, una empresa de software libre que claudicó a la verborrea del senador Joe Libermar, eliminando las opiniones sobre los cables de la organización. En ese momento, WikiLeaks se encontraba con el cierre de su servicio en Amazon. Primera noticia de gran impacto y sobre la que la gigante se parapetaba en la duda de los derechos de las informaciones vertidas en los cables.

Sin Amazon, la organización vio como EveryDNS.net, hasta ese momento encargada de la gestión de sus dominios, la expulsaba. En este caso, el argumento eran los continuos ataques y la posibilidad de encontrar problemas para su funcionamiento. Tras EveryDNS.net, surgió PayPal, la compañía le cerró la puerta porque "podría inducir a realizar actividades ilegales".

Sin dominios "oficiales", ni cuentas en red, el siguiente movimiento de censura llegó con el banco suizo PostFinance. Congelación de la cuenta de WikiLeaks y de Assange. ¿Por qué? Al parecer Assange dio una dirección errónea (la de sus abogados). VISA y Mastercard siguieron la pauta marcada y también cerraron las cuentas, en este caso, al igual que PayPal, por posibles ilegalidades.

Los últimos casos de censura han llegado a través de la redes sociales. Twitter ha dado explicaciones sobre la no inclusión de WikiLeaks en sus listas, pero sigue habiendo dudas en el comportamiento de la 2.0. Hoy hemos amanecido con la noticia de la Wikipedia. Al parecer podría ser que algunos editores hubieran eliminado alguna lista de mirrors de voluntarios.

Y esto hasta este momento, son sólo 13 días, pero 13 días que han demostrado que en la red, como fuera de ella, las leyes las marcan el poder, los Gobiernos y sus medidas de presión, capaces de mostrarnos que no hay más ley que la que ellos dictan. Es por esto que una parte muy activa se ha levantado alzando la voz.

El usuario anónimo se revela

La situación de WikiLeaks ha creado un movimiento (o muchos) alrededor de la organización. La creación de numerosos mirrors, con los cuales difundir y dar alojamiento a la información de WikiLeaks se multiplican. No sólo eso, la respuesta también ha sido un ataque frontal contra aquellos organismos o empresas que intentan reducir la libre distribución. Desde convocatorias de boicot contra Amazon y PayPal hasta ataques DDoS con un colectivo a la cabeza, Anonymous.

Declarando abiertamente un estado de ciberguerra en pos de la libertad de expresión, el colectivo ha atacado hasta ahora a Amazon, PayPal, la web de Lieberman, Mastercard o Visa. Un movimiento que se ha visto reforzado por cientos de usuarios anónimos dispuesto a aportar.

Se trata de un grupo permeable, con usuarios reclutados de las redes sociales. Los ataques son coordinados y organizados a través de un foro, en un chat dedicado exclusivamente. Su infraestructura de comunicación se encuentra alojada en un servidor ruso especializado en la impermeabilidad de ataques DDoS.

Son ataques dirigidos y coordinados, jamás había ocurrido algo así en la red. Una red difícil de contrarrestar por Gobiernos y organizaciones gubernamentales, quienes no saben que ocurrirá en cada momento, quién es el enemigo o el medio de transmisión al que perseguir.

El añadido de los avances en las redes P2P y torrents, como os contábamos hoy, añade más dificultad a la censura, ya que se trata de fronteras no escritas hasta ahora. Una batalla, la que se está librando estos días, asombrosa por su magnitud y calibre, en el que se trata como telón de fondo de la lucha por las libertades en Internet, un "ente" para muchos gobiernos que desearían que jamás hubiese aparecido.

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