Leo con estupor en El País la implantación en fase beta de un nuevo tipo de publicidad personalizada en red para determinar nuestros gustos. Se trata de una tecnología llamada Inspección Profunda de Paquetes (IPP) que da un paso más allá a los datos ofrecidos a través de las cookies (aquellas que rastrean nuestra navegación en la red). La IPP, implantada en muchos servicios de inteligencia, puede saber nuestros gustos y apetencias, nuestros motivos a la hora de dirigirnos a un alojamiento web o incluso si estamos trabajando o navegando por placer. Telefónica, entre otras compañías, está valorando su implantación con las primeras pruebas en fase beta en Brasil, eso sí, por ahora, con permiso del usuario.

El motivo y debate de esta polémica búsqueda con fines lucrativos por parte de las compañías y proveedores (publicidad pura y dura) son los datos que obtienen de cada uno de nosotros. Es más, el nivel tan avanzado de esta tecnología adquiere una relevancia en cuanto a información que ni siquiera el usuario puede llegar a saber el alcance. Si la geolocalización o la publicidad generada por las redes sociales están en boca de todos, la IPP podría convertirse en el nuevo caballo de troya contra el intrusismo en la privacidad.

Por ello, y seguramente para no pisarse los dedos, estos primeros avances y estudios por parte de los proveedores se están realizando con la aceptación del propio usuario a cambio de una serie de"favores" como son paquetes de seguridad o servicios gratuitos. Es decir, a cambio de que estudien tus movimientos en la red y analicen el funcionamiento de la publicidad personalizada, ellos te dan un "regalo". Estos primeros tests acaban en el momento en el que el internauta pida que se finalice y las autoridades de Estados Unidos ya han advertido de los riesgos que se corren.

Kindsight y Phorm son las dos empresas que distribuyen esta nueva tecnología. Aseguran que las pruebas las realizan sin nombres ni direcciones, sólo analizan los comportamientos. Aún así, a mi modo de ver, me resulta difícil pensar en algún usuario que un día ceda sus datos para la obtención de una publicidad más certera. Estos métodos de IPP son utilizados en muchas investigaciones, por lo que el nuevo entorno, el ciudadano y usuario de Internet se encuentra muy alejado y fuera de lugar de esta nueva tecnología. Sin contar con el número de usuarios que estarían dispuestos a que le sigan y le analicen sus movimientos diarios en la red, espero que muy pocos. ¿Vosotros aceptaríais?

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