Una de las noticias del día refiere a las novedades que ha presentado Twitter de cambios en su plataforma, y una de ellas se trata de la implementación de un nuevo acortador de URL propiedad de la red de microblogging, bajo el dominio t.co, uno realmente breve. Según la red social, esto representa para el usuario, además de la ventaja propia de cualquier acortador de direcciones, la posibilidad de eliminar la incertidumbre sobre el destino real de un enlace, y las ventajas de protección ya que todos los enlaces estarán filtrados por un sistema para evitar sitios maliciosos con malware o phishing.

Sin embargo, no todos están conformes con el anuncio de Twitter, especialmente respecto a las implicancias en la privacidad del usuario, ya que el correo con el anuncio indica que cuando el usuario haga clic en dichos enlaces, "Twitter logueará ese clic" y se agrega que la red social "espera usar esos datos para proveer mejor contenido y más relevante" para el usuario a lo largo del tiempo. Sobre este hecho, ya hay usuarios en redes sociales y medios de comunicación indicándolo cómo un desafío a la privacidad del usuario, especialmente por el hecho de que el mismo no puede elegir si desea que su historial no sea almacenado.

¿Es el registro de clics una violación a la privacidad de los usuarios? La respuesta sólo podrá ser dada en función de lo que el usuario entienda por privacidad, pero sí creo que muchas veces no se comprende cómo funciona la web 2.0: quienes proveen los servicios necesitan conocer al usuario para que el mismo funcione y sea rentable.

Esto no significa que cualquier configuración es correcta, ni mucho menos; pero también es cierto que mientras muchos de nosotros dejamos que nuestras tarjetas de crédito sepan qué ropa compramos, qué marcas preferimos, qué comemos y qué días hacemos las compras, cuánto ganamos, y muchos datos más; si una red social, que todavía no ha sacado grandes réditos económicos a pesar de haber creado una nueva forma de comunicación, almacena nuestros clics, parece que han ultrajado nuestra intimidad. Cualquier tiene derecho a disgustarse con la medida, pero tampoco hay que quitar el derecho al proveedor de un servicio de encontrar ventajas para su negocio. Al fin y al cabo es una cuestión de equilibrio, que debe ser entre el usuario, su privacidad y la red social; y que muchas veces se abusa de este, aunque no creo que este sea el caso.

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