¿Perdiste notas de Evernote a principios de julio? Entonces fuiste víctima de un fallo en un servidor, que afectó a más de 6 mil miembros, según reconoció la compañía en las últimas horas.

Aunque cada contenido se almacena en un mínimo de seis lugares distintos, aparte de la copia local que generan las aplicaciones para Windows y Mac, el problema estuvo en un shard o conjunto de dos servidores redundantes. Cuando uno falla, el otro funciona en su reemplazo, pero en esta ocasión ambos tuvieron problemas y sobreescribieron datos durante cuatro días. De esta forma, unas 6326 cuentas perdieron información.

Descubierto el inconveniente, fue posible recuperar aproximadamente el 75% de las notas perdidas, mientras que el resto dependió de la colaboración de cada ciliente. Como pedido de disculpas, quienes sufrieron el inconveniente, *ahora cuentan con un año de suscripción gratuita al servicio premium*** o una extensión de plazos para los que ya pagaban.

Más allá del incidente aislado (recordemos que son más de 3 millones de usuarios) y la correcta respuesta de la empresa, estas noticias *siempre me dejan la incógnita sobre cuán confiable es la nube*, sobre todo si tenemos en cuenta que es un modelo que buscan imponer Chrome OS y Jolicloud.

El año pasado, Magnolia sufrió una pérdida masiva de datos, debiendo comenzar prácticamente desde cero. Pero si bien son casos poco comunes, la situación es distinta con las caídas: Twitter las sufre bastante seguido, pero otros servicios populares como Gmail o WordPress.com también sembraron el pánico por algunos horas.

Si bien trabajar en línea me parece un modelo interesante, en especial por las capacidades de colaboración, todavía creo que debemos tomar recaudos adicionales cuando se trata de material imprescindible. Por ejemplo, aunque soy casi fanático de Google Docs, siempre conservo una copia local de los documentos más importantes. Incluso me gusta la propuesta de Backupify, pese a que tiene ciertos problemas para recuperar los contenidos y alguna vez se cayó.

La enseñanza que nos deja es que, en la informática, nunca estamos exentos a inconvenientes inesperados.** Queda en cada uno minimizar los impactos que puedan tener, mientras que los distintos servicios deberán mejorar sus infraestructuras, para reducir los riesgos de fallos y que el concepto de llevar nuestro escritorio a Internet sea cada vez más confiable.

Vía: Cnet

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