Un estudio realizado por Project Gus muestra que de entre quince compañías fabricantes de tablets con sistema operativo Android, muy pocas cumplen con la encomienda de compartir el código. De hecho, sólo dos empresas lo hicieron: Barnes & Noble con su Nook y uno de los dispositivos de Archos.

El autor cita a la Open Handset Alliance, dueña última de Android, liderada por Google:

Android es código abierto. Puede extenderse libremente para incorporar tecnologías de punta cada vez que salgan a la luz. La plataforma continuará evolucionando en tanto la comunidad de desarrolladores trabaje para construir aplicaciones móviles innovadoras.

El estudio no es científico en lo absoluto. Es sólo una muestra de empresas llevada a cabo de forma un tanto informal. Sin embargo, algo tiene de razón. ¿Recuerdan aquél estudio que revelaba que la mayoría de las empresas desconoce que viola la licencia GPL? La lógica es la misma: al final de día las empresas eligen el camino que les ofrezca mayor competitivad y beneficios económicos. Nada nuevo bajo el sol.

No olvidemos que Android tiene software GPL en su núcleo ---¡Linux!--- lo que obliga a devolver las mejoras y cambios a la comunidad. El resto de Android está liberado prácticamente en su totalidad con una licencia más segura para Google y sus socios: la bien conocida licencia Apache.

Si las empresas se descuidan, pueden comprometer su inversión en medio de pleitos legales por violación de licencias. Si los desarrolladores y usuarios no alzan la voz, un montón de valioso conocimiento escrito en código fuente puede perderse entre intereses centralizados. Como quiera que sea, la maquinaria ya se ha echado a andar.

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