Spotify

Spotify es uno de esos servicios que llegó para cambiar las cosas. No es que sea el único en su tipo, sino que tuvo un éxito impresionante (si hasta fue una de las fuentes de ingresos más importantes para UMG en 2009), y está cambiando la forma en la que escuchamos música. Pero, ¿cómo se encuentra en este momento?

Daniel Ek, CEO y co-fundador de Spotify, se encuentra en Los Angeles, donde dio una charla en el _New Music Seminar_ acerca del estado actual de la industria musical y cómo su compañía se desenvuelve en este negocio para generar ganancias a sí misma y a los artistas.

Ek comentó que el acceso a nuestra música desde cualquier lado es una de las variables clave en este momento: tener acceso a nuestra biblioteca musical estemos donde estemos es algo que cada vez se pide más, y el tenerlo de una manera sencilla y legítima, es algo por lo que mucha gente está dispuesta a pagar. Pensemos que con Spotify ya no dependemos del espacio de almacenamiento (aunque sí del ancho de banda del que dispongamos).

Spotify cuenta ya con más de 250.000 suscriptores en los siete países en los que está disponible en forma completa, y cada día se suman miles. No estamos contando, por supuesto, a los que usan la versión gratuita y con publicidad (ni a todos los que nos las arreglamos para utilizarlo fuera de esos 7 países). En total, el número asciende a 7 millones de usuarios, quienes han creado alrededor de 100.000 listas de reproducción.

Uno de los aspectos más interesantes, relacionado con las listas, es la posibilidad de compartirlas (como dijo Eduardo hace un tiempo, no compartimos solo música, sino la experiencia a la que nos lleva). Con un solo enlace podemos acercar lo que armemos a nuestros amigos, o compartirla con nuestros seguidores de Twitter (que es, por cierto, una de las fuentes de tráfico más grandes para Spotify, y no me sorprende). Hay más de 8 millones de pistas disponibles, y muchas de las listas contienen álbumes completos, con lo cual el concepto de que éstos están caducando se ve desafiado.

Siguiendo esta línea de compartir, Ek declara que uno de los caminos más importantes a seguir tiene que ver efectivamente con lo social. El poder compartir pistas y listas de reproducción a través de redes sociales nos hace traspasar más que nunca las barreras geográficas y las limitaciones tecnológicas (antes, tendríamos que grabar un CD o andar con discos externos para compartir muchos mp3; hoy, un enlace a una lista de Spotify tiene el mismo efecto en solo segundos). Esto no solo es beneficioso para los usuarios: los artistas también están trascendiendo fronteras mucho más rápido, haciéndose conocidos en mercados que jamás imaginaron, y a una velocidad impresionante.

Otro punto clave es la cantidad de información que Spotify puede recolectar a través de su cliente de música, que provee un insight a los hábitos musicales de sus usuarios como nunca antes. El poder ser transparente con esta información y aprovecharla para monetizarla, es uno de los pasos indispensables a seguir.

En cuanto al modelo de negocios por suscripción, reconocen que muchos consumidores aún no lo terminan de comprender, o que se sienten escépticos al respecto. Por eso consideran fundamental ofrecer no solo beneficios "extra" como escuchar música sin cortes comerciales o disponer de ciertas pistas exclusivas, sino comodidades más concretas, como poder acceder a nuestras canciones desde el teléfono móvil, tal y como lo haríamos desde casa.

Es realmente mucho lo que hay para decir sobre Spotify y lo que está logrando con esta industria. Como todo, es cuestionable, pero personalmente me parece una de las pocas alternativas que deja contenta a las dos partes, y que se esfuerza por adaptarse al mundo en el que estamos viviendo, y no frenarlo y atarse a viejos modelos. Mientras tanto, esperamos con muchas ganas a que llegue a más países.

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